Pisando edificios: el Momento Godzilla
Notas primaverales sobre ArkDes, una suecada maravillosa.
Estocolmo es pequeñito (no es Pontevedra, pero tampoco Londres) y se recorre bien a pie siempre que tengas cuidado con el hielo. A la isla de Skeppsholmen puedes llegar caminando. Está en el centro de la ciudad, cerca de un parque de atracciones que cierra en invierno, del barrio antiguo y del palacio donde dan los Nobel.
Caminando por la isla encontrarás un memorial, una iglesia y un edificio que comparten los museos Moderna (arte contemporáneo) y ArkDes (arquitectura y diseño). Las entradas se pueden comprar juntas o por separado. En esta carta vamos a hablar solamente de ArkDes.
El museo se divide en dos partes: una retrospectiva sobre la historia de la arquitectura en Suecia y un homenaje a la arquitectura contemporánea y sus artífices. La primera muestra es convencional, con sus mesas, sus maquetas y sus letreros. En la segunda, haces un recorrido por encima de los últimos años de la disciplina en el país.
Por encima, literal: las vitrinas están en el suelo, un cristal muy gordo las cubre y tú vas caminando con unas pantuflas absurdas. Puedes sentarte, tumbarte, arrodillarte, hacer lo que quieras. La sala está vacía: todo lo que hay que ver está debajo de tus pies. Como en la vida misma.
El diseño de la experiencia es buenísimo, pero no redondo. Se me ocurren pros, claro que sí:
Si hay un lugar que tiene que desafiar el formato de exposición occidental (que es el mismo desde tiempos de los frisos del Partenón o del Pórtico de la Gloria) es un museo de arquitectura y diseño. Llevamos ya muchos siglos mirando para la pared.
La experiencia es peculiar y puede hacer que gente a la que no le interesa la materia se acerque a visitar algo tan concreto. Ahí estuvieron agudos: en el mismo edificio está el equivalente al Reina Sofía. No pueden “ganar” el pulso en cuanto a temática, pero sí mediante la experiencia.
Aprender jugando ayuda a entender de otro modo las cosas: el momento Godzilla caminando por encima de las maquetas te involucra activamente. Al principio, no te fías de todo del cristal y te parece que vas a romper algo. Luego, te medio acostumbras y vas recorriendo la sala con más calma.
Pero también se me ocurren contras:
Caminar por las vitrinas es muy divertido. Le vas cogiendo el truco y empiezas a pasear por la sala con más confianza. Pero esto te distrae. Puedes visitar la muestra de una manera divertida, pero vas a prestar mucha menos atención. Que sea tan instagrameable tampoco ayuda.
La experiencia sólo es buena con la sala vacía. Si llegas en un momento en el que hay muchas personas, aparte de tener que lidiar con un eco tremendo, mirarás para abajo y sólo verás pies.
Las maquetas y los planes de labores son reales, y están formulados por estudios de arquitectura concretos que aún están en activo. No puedo evitar pensar que la elección de qué se expone y qué no quizás no se ajuste a criterios 100% historiográficos o académicos.
Que luego, al final, seguro que sí: los suecos son gente muy seria.
Te dejo aquí un enlace a la página web del museo por si quieres descubrir más y ver otras actividades que hacen. También tienen una audioguía gratuita en inglés y en sueco. Me hubiese gustado saberlo cuando aún estaba allí.
Si visitas Suecia fuera de esa semana de agosto que llaman verano, ArkDes te vendrá bien tenerlo en tu radar de planes de interior con los que compensar el frío. Aunque los suecos, que son muy suyos, te dirán que no hay mal tiempo sino mala ropa. Pero eso es otra carta. Cómo no los voy a querer.
Por cierto: en este capítulo del Podcast de Monos con Pistolas hablan sobre Suecia con propiedad y mucha gracia. Además, prueban el regaliz salado en directo para que no tengas que hacerlo tú. Lo tienes gratis en iVoox.
Encántame o concepto de museo, especialmente interesante para curiosos da arquitectura. Só me preocupan dúas cousas: as distracións e unha cuestión, se agosto é frío que época do ano é aceptable para visitar Suecia? Preciso máis de de 11 graos…