El jardín es de quien lo siega
Sobre sitios con hierba en Amsterdam. Obviamente, esto es clickbait.
Te habrás dado cuenta (o no) de que ahora estas cartas son quincenales. Hay tres motivos: que llegaba muy ahogada a preparar contenido de calidad a tiempo, que quiero tomarme en serio la atención de quien las lea y que, de todos modos, las estadísticas me han chivado que la mayoría acumuláis varias y luego las leéis del tirón.
En Amsterdam hay un rincón está lleno de hierba, ya te avisé en el asunto que lo digo en plan broma de padre. También podría decirte que me metí en un jardín. Hoy hablamos de los Jardines Municipales del Parque del Oeste. La traducción del nombre es algo forzada porque me la acabo de inventar, si a ti Tuinen van Westerpark te dice algo más, ahí lo tienes.
El Parque del Oeste (¡DIGO!) ocupa los terrenos de la antigua Fábrica de Gas del Oeste (Westergasfabriek), y se estira por donde estaban antes las vías del tren. Hay una granja escuela, un lago que se congela en invierno, una esplanada para manifestaciones y un montón de barbacoas públicas. Los edificios de la fábrica son ahora un hotel, varios bares, una cervecería, un cine, un museo y un local para bailar salsa. Los jardines de los que yo hablo son un recinto vallado que ocupa una parte del parque.
El recinto tiene varias avenidas y, en sus laterales, encontramos parcelitas con cabañas. Las parcelas se asignan por orden riguroso a quienes se anotan en un listado municipal. Hay que comprometerse a mantener la parcela limpia y a colaborar con el mantenimiento de las vías comunes. Según la página del ayuntamiento, se espera una dedicación de al menos ocho horas por semana entre una cosa y otra. Desde que te anotas hasta que te dan una parcela pueden pasar como diez años.
Una vez te asignan tu parcela, sigue siendo propiedad municipal. Lo que sí será tuyo será lo que pongas ahí. Se ven huertas, invernaderos, enanitos de jardín muy escabrosos, barbacoas de las buenas y sillas de plástico blanco de estas que gritan infancia y dan calambre.
En la parcela, puedes levantar una cabaña. Las cabañas no tienen cédula de habitabilidad (no puedes censarte y vivir ahí), pero en temporada de verano sí que puedes quedarte a dormir. La toma de luz se hace con paneles solares, y para cocinar se utiliza el gas.
Al final, depende bastante de cuánto dinero se quiera invertir. Algunas cabañas son casitas en miniatura, otras son invernaderos, otras, un cenador junto al huerto. Lo que pongas en la parcela sí que es tu propiedad, aunque el terreno no lo sea.
Me gusta pasear por aquí. En verano, la verja está abierta mientras dura la luz del sol. Es un criterio muy raro, en Amsterdam verano no implica sol. Aquí están los jardineros solitarios, las barbacoas familiares y las señoras tomando el sol.
La iniciativa es buena de por sí, pero es aún mejor en su contexto. En Amsterdam hay un problema de espacio (la ciudad original es un lodazal que sólo crece hacia islas artificiales). También hay un problema de precios: aunque te interese la propiedad privada, es imposible conseguirla.
En España, siempre podemos ir al pueblo. En Holanda, las casas del pueblo se venden al faltar los abuelos y nunca más se vuelve a ir por allí. La experiencia de una huerta, de un cumpleaños en el jardín o de tomar el sol en topless en tu parcela privada parece inaccesible.
Con medidas como esta, es posible para todos sin importar el origen: sólo hay que ser parte del censo y anotarte en una lista. El dinero sí que importa, porque tienes que aguantar mínimo diez años viviendo en la ciudad sin que el precio de los alquileres te eche fuera. Pero, si resistes (¡enhorabuena!) tienes tu cacho de tierra para disfrutar y hacer lo que quieras.
Este viernes, caminaba entre los jardines esquivando los trozos de sombra. Algunos vecinos saludan, otros miran con recelo. Realmente, al pasear por en medio sin nada que hacer parece que vas a secuestrar a alguien. Se estaba la mar de bien. La brisa arrastraba el polen y el móvil marcaba 22 grados. Parece que llega el verano. A ver qué es lo que nos espera.
¿Te da miedo? Se podría rodar ahí un corto jajajaja.
Un paisaje precioso y peculiar que bien podría ser de película de terror... ¡Me encanta! Me lo apunto para cuando vaya a visitar la ciudad.